¡El Beaujolais
nuevo ha llegado! Con este grito se inicia, la medianoche de cada tercer jueves
de noviembre, una de las mejores y más fabulosas operaciones de marketing que
la historia ha conocido. Se trata de vender vino… No, se trata de beberlo ¿O de
las dos cosas? Id a la tienda, compradlo y bebedlo, leed sobre él. Admirad las
fantásticas y coloridas etiquetas que decoran las botellas, sed partícipes de
uno de los mayores engaños de la humanidad. ¿Engaño? Espera, se trata de vino. Huele
bien, sabe bien ¡Es vino! ¡Se bebe! ¡Está bueno! ¿Por qué iba a tratarse de un
engaño? ¿Quién se deja engañar? ¡No lo hagáis! No se trata de un Somontano, no
es un Priorat, ni siquiera un Rioja
normalito. No lo compréis pensando en que es un Ribera del Duero con crianza.
¡Liberaos de vuestros prejuicios! Sólo es vino. Se bebe. Hacedlo en copas
bonitas. Bebedlo en vasos de papel. A morro. Como mejor se aprecia es en
compañía. Hablad de él, sonreíd. Hacedlo con amigos, amigas, novias, novios,
desconocidas, desconocidos, olvidados, encontrados. Daos una tregua, celebrad
el Beaujolais Nouveau. Hoy es un día de fiesta. Compradlo hoy y bebedlo mañana como muy tarde. Haced esto en conmemoración vuestra, tomadlo tirando a frío y a boca
llena. Brindad por la felicidad, por la tristeza, por lo pasado, por lo futuro,
por la soledad, por la compañía. Por lo dulce y lo amargo, por el abandono, el
desencuentro, por la alegría y los reencuentros. Por el odio y el amor. Por
todo lo que es humano o por todo lo que una vez lo fue. En la calle, en casa,
en la puerta de una iglesia, en el banco que hay frente al ayuntamiento, en el
aeropuerto, a la salida del trabajo, jugando a los dardos, en un bar. ¿Es un vino especial?
Tanto como lo seáis vosotros. ¡Bebedlo una vez al año! Es ahora o nunca. Ved su
brillante rojo carmesí. Apreciad su aroma de fresas, melocotón, pomelo rosa,
fruta escarchada, nuez de cola. Dejad que penetre en vuestra lengua el sabor a
moras, a cerezas, a chucherías, a petazetas, a piruletas, a aquellos chupachups de
Kojak. Volved a vuestra infancia, la única patria que os merece. Bebedlo de pie, sin ningún protocolo. Os sabrá
mejor cuantos más seáis y cuantas más botellas haya. ¡Sólo es vino! ¡Se bebe!
Sucumbid por un día ante la Gamay. Acompañará perfectamente una buena
conversación, una sesión de vídeos del Ready Steady Go!, un ataque relámpago
sobre vuestro plato y vuestros singles de Northern Soul. También a los Ramones, a los Allman
Brothers, a los Beach Boys, a Nick Drake, a Cohen, a los Jam, a los Nikis. Marida perfectamente con salchichón, quesos, pan tostado, patés y pepinillos.
Bebedlo, festejadlo, compartidlo, desfalleced. Quizá el tercer jueves de noviembre
de 2014 hayáis muerto. Viva la vida. Muera la muerte. Le Beaujolais nouveau est arrivé!
El tercer jueves de noviembre cenas con cualquier cosita.
Qué buen texto.
ResponderEliminar