Una receta de pasta con carne y
adobo oriental, a ver qué estudiante dice que no a un plato como este. Lleva un
poquito de trabajo y requiere algún condimento extraño a nuestras alacenas, pero
es divertida y el resultado vale la pena. Date una vuelta por el centro y localiza una tienda
de productos orientales. Un chinawer,
vamos. Con todo el respeto del mundo. Compra salsa de soja, noodles wenzhou, salsa de chili (dulce o
picante, según tus gustos), jengibre fresco y nabo en escabeche. Esta receta
pringa un poco, la verdad, así que yo me esperaría a que la cocina estuviera
para limpiar. Después de comerte un cuenco de esto estarás listo para limpiar
la tuya y la del vecino.
Lo primero, el cerdo en adobo.
Necesitas carne de cerdo para guisar, sin hueso, cortada en cubos. Salpiméntala
y métela en un recipiente de cristal o en un cuenco de loza. Añade una
cucharada de aceite, un buen chorro de salsa de soja, el jengibre fresco
picado, un par de dientes de ajo machacados, un chorro de ron moreno (o whisky
o brandy) que tengas por casa, una cucharada de vinagre, una guindilla de cayena
picada y una cucharadita de azúcar moreno.
Ya ves en qué consiste el invento, así que si tienes algo en el armario
que le pueda dar sabor a la marinada no te cortes. Yo espolvoreo la carne con un
sazonador de polvos barbacoa y le pongo una cucharadita de mostaza con pimiento
y hierbas provenzales, comino y cilantro molido y salsa Perrins. En fin, un
poco de todo lo que he ido acumulando a lo largo de mi corta vida de
cocinillas. Qué marrano ¿eh? Que quede todo bien empapado con un buen nivel de
líquido (será nuestra salsa). Tápalo con film y mételo en la nevera tres o
cuatro horas.
A cocinar. Ralla zanahoria, corta
cebolla en trozos grandes y desmenuza brócoli en las cantidades que te dicte tu
sentido común. Saltéalo todo en una sartén grande con una cucharada de aceite,
como en un wok. Que quede dorado pero
crujiente. Retira la verdura y resérvala. Vuelca en la sartén la carne con el
adobo y un puñado de nabo en escabeche cortado a daditos. Deja que se haga un
par de minutos. Añade la verdura, continúa salteando enérgicamente y échale una
buena cucharada de sésamo o ajonjolí y un gran chorro de salsa de chili.
Añade ahora a la sartén los
fideos wenzhou (escurridos) que
habrás cocido mientras se hacía la carne. Que hiervan un minuto y medio en agua
con sabor (caldo de pollo, agua y pastilla, agua y polvitos mágicos, caldo de
puchero, agua y Bovril, caldo de verduras). Espolvorea con cilantro fresco y remueve
todo con energía un minuto más. Vierte la mezcla en un cuenco junto a un
cucharón del caldo donde has cocido la pasta. Cómete con unos palillos la pasta
con el cerdo y las verduras y bebe caldo del fondo de vez en cuando, echándote
más si te lo vas acabando.
Conforme vas comiendo, la cocina,
la mesa y la ropa que llevas se van limpiando solas. Los salpicones van
desapareciendo entre una nube de sabores orientales y los acordes misteriosos de
Shangai Noodle Factory de Traffic.
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