martes, 12 de marzo de 2013

Garbanzos con choco y jamón


Un clásico de la cocina onubense confeccionado con retales del fin de semana. Media cebolla haciéndose la tonta en la nevera, un par de cucharadas del tomate que rallé para la tostada del desayuno, un muñón de jamón que pedía a gritos una misión (y, como en Apocalypse Now, por sus pecados le concedieron una), medio pimiento verde de ni se sabe cuándo y un trozo de choco que era demasiado pequeño para hartarse con él y demasiado grande para liquidarlo en una tapa sencilla. En fin, un despropósito, sí, pero nada que no pueda arreglar un bote de garbanzos cocidos y una cucharadita de pimentón.
 
En una olla pequeña sofríes la cebolla y el pimiento verde, todo picado fino, junto con una hoja de laurel. Troceas el choco, lo salpimentas y lo añades. Cuando el choco comience a encogerse, añades el jamón en trozos pequeños, le das dos vueltas y espolvoreas con el pimentón. Antes de que se arrebate, añades el tomate rallado y lo remueves hasta que se cocine, un minuto. Entonces añades los garbanzos de bote en su agua de conserva y algo más de líquido, según te gusten de caldosos. Deja que hierva todo junto a fuego bajo unos quince minutos y tendrás una comida estupenda para estos días en los que el frío vuelve.
 
 
Se me ocurre que quizá te haya sobrado algo de pan que quieras freír y majar en el mortero con un poco de ajo crudo, sal gruesa y cominos. Y que se lo puedes echar al guiso cinco minutos antes de sacarlo del fuego. Pero se me ha ocurrido ahora, cuatro horas después de habérmelo echado al coleto mientras escuchaba a Los Nikis contar su particular versión de lo que le ocurrió a la Armada Invencible en Venganza. Que no te pase a ti lo mismo ¿eh?
 

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